viernes, 22 de febrero de 2013

HUME vs. SUBSTANCIAS

En este blog ya se ha hecho referencia en anteriores entradas a la existencia de Dios, según algunas teorías como la de Descartes, a partir de la duda metódica, la de Santo Tomás de Aquino, regida por las cinco vías,  o el argumento ontológico de San Anselmo ("el mero concepto de Dios ya implica su existencia").
En esta nueva entrada, trataremos lo que decía David Hume a este respecto.
Hume fue un pensador escocés del siglo XVIII enmarcado en la corriente filosófica del empirismo, contraria al racionalismo de autores como Descartes, Spinoza o Leibniz, y que afirma que todo conocimiento debe ser justificado acudiendo a los sentidos.
 Los primeros empiristas no llegaron a negar la existencia de Dios, utilizando como explicación el principio de causalidad. Por un lado, Locke, el padre del empirismo, coincide en bastantes aspectos con René Descartes y su metafísica, y por otro Berkeley, quien además era obispo, señalaba que lo que era seguro era que existían las substancias espirituales o pensantes, es decir, Dios que es quien pone en nuestra mente las vivencias, y por tanto el Yo.

Ahora bien, ¿qué pensaba Hume sobre la existencia de Dios? Pues bien, el filósofo escocés no va a aceptarla , puesto que este ente no puede ser una idea que proceda de la experiencia, ya que pese a que todos la tenemos en nuestra mente, no podemos asociarla a ninguna impresión. Por ello, y siguiendo el principio del empirismo, Dios no puede ser un conocimiento válido. Pero, si no es Dios quien nos provee de las ideas, como había señalado Berkeley, ¿quién lo hace? 
Hume no es capaz de dar una respuesta sólida a esto ya que había descartado anteriormente las substancias que Descartes había expuesto: la res extensa o Mundo no puede existir, al no tener las ideas la exigencia de su existencia extramental, y tampoco la res cogitans o Yo, ya que ésta es un cúmulo de ideas, y no una sola por lo que no se puede reducir a una sola impresión sensible.
Por ello, según mi opinión, la tesis de Hume no es tan firme como la de otros pensadores,como Descartes, al dejar un aspecto tan importante, como es el origen del conocimiento, sin especificar.